sábado, 1 de septiembre de 2012

Día 3. Chicago.

Nota: en el relato de los hechos se han modificado algunos nombres y situaciones para proteger la intimidad de alguno de los implicados y para evitar sus futuras represalias. Nos despertamos sobre las 7.10. Nos tuvimos que despedir de nuestro gran amigo Paolo, el senegalés, el cual nos invitó a su país, con todos los gastos pagados (¿). Al chanquete le pidió una cuchilla para afeitarse... “la piel”, ya que es imberbe y no tiene un solo pelo, así que el buen samaritano se la dio, pero esta vez no hubo regalo alguno, ni cepillos de dientes del Mercadona, ni nada, solo la “invitación” y su dirección de Facebook. Lo va a agregar Rita la cantaora... Empezamos la aventura de la recogida del coche y la búsqueda del gps. Fuimos a la oficina de la compañía National en la calle La Salle N 203, que al final resultó estar en la parte de atrás de la manzana, no en dicho número. Contratamos por 5 USD al día el seguro a todo riesgo por el que ya no teníamos que pagar por nada que le pasara al vehículo (ni lunas, ruedas, interior ni bajos; ni manchas de sangre, ni manchas de restos humanos en el maletero, ni nada de nada). La empleada de la compañía nos intentó colar un upgrade para un coche mayor. Me olí que no tenían un coche tipo Toyota Corolla y que nos iban a dar el upgrade de todas formas, así que le dije que no, y al final nos dieron un pedazo de carro, un Nissan Altima 2.5 de color negro. ¡Cuántas guarrillas cabrían en el asiento de atrás, qué desperdicio! Con las indicaciones del gps del Chanquete llegamos a duras penas a un Walmart de las afueras, situado en la avenida Tougy, donde resultó que el Garmin 40 costaba 20 USD más barato, es decir, 108 USD. Compramos además pavo, ummm, una nevera por 16 USD y agua,
y volvimos al centro para dejar el coche en un parking descubierto, por 20 USD las 24 horas. Por cierto, el coche automático es mas fácil de manejar de lo que parece y las calles de Chicago muy fáciles de conducir. Antes de almorzar jugamos un campeonato de ping pong que el Chanquete ganó por goleada. Yo sin mi pavo no soy el mismo. Comimos en el Millers Pub, por 33 USD, donde nos pusimos las botas con una canasta de una variedad buenísima de pan, pollo y pavo (¡con brocoli1). La camarera era todo un personaje: si aun existiera Crónicas Marcianas José María Sardá la ficharía. Después visitamos el Navy Pier, que no tenía mucho que ver, y tras esto volvimos al Millenium Park para escuchar la audioguía que nos bajamos de internet. Sesión de fotos en "the bean" y luego nos fuimos a correr 40 minutos por el paseo "laguítico". Una pasada la experiencia de recorrer una vez más la ciudad, esta vez iluminada. A las 21.30 quedamos con Marta y con su novio, Diego, para cenar. No nos vemos en España pero sí en USA. Volvimos a ir al Exchequer (ya dijimos que nos encantó), donde todos nos pedimos unas hamburguesas (10 USD cada uno). Aquí diremos que en USA te sirven agua de grifo con hielo gratis y cuantas veces quieras. Además, con el tema de cómo dar propinas, descubrimos que primero te pasan la tarjeta y después te traen el recibo para que indiques cuánta propina quieres dar, la sumes a la cuenta y la firmes. Intentamos ir al Buddy Guys pero nos pedían 20 USD para entrar, así que pasamos, porque tampoco se veía muy animado. Nos despedimos de Marta y de Diego y nos fuimos a la cama.

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