martes, 11 de septiembre de 2012

Día 11. De Williams a Las Vegas.

Nos despertamos en Williams sobre las 6.00 y desayunamos café con galletas y una especie de donuts aplastado, muy acorde con el sitio. Hicimos una parada en Kingman para que el Chanquete desayunara. De esta ciudad sólo hay que mencionar una locomotora antigua y un puesto de souvenirs lleno de flores y de estatuas oxidadas de metal que vimos desde el coche. Pasamos cerca de la presa Hoover, pero no pudimos ver su muro de contención porque estos americanos han sobreelevado los paramentos del puente. Si se creen que así vamos a visitar una presa van listos. ¡Que nosotros tenemos el pantano del agujero, chavales! Nos dirigimos directamente al aeropuerto para cambiar nuestra montura. No nos pusieron ningún problema, todo muy rápido y sin hacer ningún tipo de preguntas. Ya dijimos que en Two Guns habíamos descubierto que tenía un clavo en su pata trasera derecha, pero es que de camino a las Vegas aparecieron dos avisos más de mantenimiento, uno por el nivel de aceite y otro por el filtro. Tami estaba en las últimas. Al final le sacamos a National medio tanque de combustible, porque devolvimos el coche con medio tanque y el que nos dieron estaba lleno. Nuestra nueva montura es de la raza Chevrolet Impala, de color rojo. Siempre te recordaremos Tima, has sido un buen caballo, ahora estarás en la reserva de coches, corriendo libre a no más de 65 millas por hora, eso sí. Hicimos el check in en el Luxor, que habíamos reservado el día anterior, donde ningún mozo nos aparcó el coche, que ya sabemos hacer eso solitos. Al final pagamos por la habitación 150 USD por dos días, porque te meten un cargo de 20 USD por persona por acceder a la sala de fitness, por dos bebidas gratis y por una conexión rápida a internet en la habitación que no podemos utilizar porque no tenemos cable. Unos listos, vamos. Diremos además que en la habitación no hay nevera ni conexión wifi, así que subimos nuestra nevera portátil, no sin antes perderme en el camino para llegar al parking del coche y encontrarme con gente perdida igualmente que te preguntaba desesperada por la salida. El parking estaba situado detrás del hotel, como en todos los casinos, y era gratuito. Comimos algo en la habitación y sobre las 14.00 nos fuimos a recorrer Las Vegas. No voy a contar mucho porque para mí no hay mucho que contar. Cada casino tiene su parte de hotel, su área de juego y su zona comercial. Visto uno, visto todos. Lo único que me gustó fue el espectáculo de la fuente del Bellagio. Yo no opino igual, (Chanquete) esto está genial.
Nos fuimos a descansar al hotel sobre las 19.00, a la misma hora a la que habíamos quedado con Alexandro, con el que nos encontramos en el Sporting House (30 USD). Después nos fuimos los tres a ver el espectáculo del Treasure Island, que al menos mereció la pena por ver a tías moviendo el culo. No llegamos al espectáculo de las fuentes del Bellagio de las 00.00, el último pase, así que decidimos verlo el día siguiente. A la vuelta paramos en un bar del Cosmopolitan que no tenía mala pinta, pero que abandonamos porque había mucha gente y tardaban en servirnos. Al final entramos en el Coyote Ugly (5 USD con el flyer que nos habían dado ese día) y nos tomamos una Corona (7 USD). A mí me gustó, aunque las camareras que bailaban en la barra no podían compararse con las que aparecían en los vídeos de publicidad, y menos con mis dulces malagueñas, ummm oma que ricas. Mereció la pena ver a guiris arrítmicas bailando poseídas, morreándose de lo lindo y quitándose la ropa interior. No voy a describirlas físicamente para no destrozaros vuestros sueños eróticos. Nos acostamos cerca de las 2.00.

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