Diario descriptivo de las andaduras y torceduras de dos malagueños en las profundidas del este y oeste de los Estados Unidos de América del planeta Tierra (por si el Curiosity ha descubierto algo nuevo mientras tanto).
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Día 23. De San Francisco a Málaga.
Hoy es el último día de viaje, 21 de septiembre de 2012.
Ese día teníamos el tour diurno de Alcatraz (38 USD cada uno) y debíamos recoger las entradas en las taquillas una hora antes. Al final resultó que no hacía falta tanto tiempo de antelación, porque con estar media hora antes en la cola para subir al ferry es suficiente.
Dejamos el coche en el parking del primer día, el de los 17 USD, y fuimos al Pier 33.
Aquí diré que al reservar el crucero desde España me equivoqué y lo hice para el 21 de octubre en vez de para septiembre. Me di cuenta una semana antes y le mandé un correo a la empresa. No hubo ningún problema y me lo cambiaron sin gasto alguno. Chapó.
La visita a Alcatraz nos encantó. Para el recorrido por el edificio de las celdas te daban una audioguía (había en español) que te hacía un recorrido muy completo. Sorprende un poco que el resto de los edificios no estén rehabilitados, pero aún así es una visita imprescindible.
A la vuelta, para almorzar, elegimos el Bubba Gump del Pier 39, porque ninguno habíamos comido nunca en esta cadena. Nos decepcionó. Las gambas eran insípidas. Si esta gente conociera las gambas malagueñas fliparían. Además no es barato (59 USD).
Tras esto nos fuimos a ver uno de los imprescindibles de la ciudad de San Francisco. ¡Cuál, diréis! ¡Pues la casa donde vivían los de la serie “Padres Forzosos”, en el 1709 de Broderick St! Cómo no lo habéis adivinado... Ni Dani, ni Joey ni Jessie vivían ya allí.
Ya sabéis que no encontré la primera esfera de Arnaldo Pomodoro donde supuestamente estaba, en el Museo Young. Como no soy cabezota, volví allí (el chanquete se quedó en el coche) y pagué los 10 USD de la entrada. ¡Pues sí estaba, en el jardín (con lo que la entrada la pagué en balde)! ¡Menos mal que el de información me aseguró que no formaba parte de la colección de ese museo! Para matarlo. Me hice y me hicieron fotos y estuve hablando con la vigilante de seguridad, que se acercó para regañarme por tocar la bola, pero que al final se sorprendió cuando le conté la historia de las pelotas.
Después del museo nos fuimos al aeropuerto, a devolver el coche antes de las 00.00, que era cuando cerraba la oficina. Allí nos despedimos de nuestra montura y de nuestra nevera.
Luego empezamos la odisea de la vuelta a casa, porque tuvimos que esperar 8 horas para el vuelo de San Francisco a Chicago, 4 para el de Chicago a Ámsterdam y 9 para el de Ámsterdam a Málaga. ¡Una paliza! Pero tampoco nos vamos a quejar de la vuelta después del espectacular viaje que nos habíamos marcado. En el tiempo de espera del último vuelo aprovechamos para ver Amsterdam, donde yo no había estado nunca, e impregnarnos de la cultura de esa ciudad: Barrio Rojo, magdalenas con aliño,...
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Salva, la esfera ya la vi por ti el año pasado, y te tagueé en el caralibro.
ResponderEliminarPeaso viaje te has marcado, ¿no? Me alegro de que lo hayas pasado bien. La semana que viene vuelvo allí, aunque en plan trabajo no es lo mismo...
¡Un abrazo!