miércoles, 19 de septiembre de 2012

Día 20. San Francisco.

Nos despertamos sobre las 7.00 y nos encaminamos hacia San Francisco. Como de costumbre en las ciudades estadounidenses, había retención de tráfico. Tuvimos que pagar 6 USD de peaje para cruzar el Bay Bridge (después de las 10.00 son 4 y los sábados y domingos, 5). Estacionamos el vehículo en un parking público de la zona centro, situado entre las calles Mission y 7th, a un precio razonable de 10 USD hasta las 23.00 horas. Desayunamos en el Sam’s Diner, en la calle Market, un siempre completo desayuno americano (27 USD). Luego comenzamos uno de los recorridos que proponía la información que teníamos de internet y vimos el ayuntamiento (entramos en él y presenciamos la boda de una española), la ópera y algún que otro edificio. Seguimos andando dirección downtown hasta que nos encontramos con la última parada de la línea de tranvía Powell-Mason. Bueno, con la parada y con un grupo de más de 30 chicas vestidas de negro que daban abrazos gratis (¿). Decidimos subirnos al tranvía (6 USD. Tienes que sacar el tique previamente o pagar con el importe exacto en el interior una vez te has subido) y nos bajamos en Mason. Desde ahí fuimos andando por la costa y vimos el Palace of Fine Arts, el único edificio que queda en pie de la exposición Panamá-Pacífico de 1915 y que es realmente sorprendente. Llegamos hasta el Fort Point, para contemplar el Golden Gate Bridge en todo su esplendor.
Regresamos andando al Fisherman’s Wharf (por cierto, son más de 3 millas por trayecto) y almorzamos o más bien nos dimos un merecido homenaje en el Joe’s Crab Shack (50 USD).
Luego nos fuimos a descansar a la playa del Municipal Pier y tras esto nos montamos en el tranvía de la línea Powel-Hyde para regresar a la zona del centro. Aquí apuntaremos que es mejor no subirse en las primeras paradas de las líneas, porque son en las que hace cola la gente, por eso nos fuimos a la siguiente parada. No he dicho antes que el Chanquete no pagó el viaje de ida, porque nadie le pidió el dinero. Yo sí. Sé que no está bien y no digo que yo lo haya hecho, pero si subes en la segunda parada y te colocas (te colocan, pues a mí me dijo que lo hiciera allí el conductor) en el centro del tranvía, muy posiblemente el hombre que cobra no llegue al sitio donde tú estás. Hasta ahí puedo leer.
Cogimos el coche y nos fuimos a nuestro motel, el Regency Inn, situado en Vallejo, a 31 millas de San Francisco. Fue la mejor opción que encontramos para reservar la noche anterior, porque la zona en la que estaba el motel en el que estuvimos en Oakland no nos gustó nada, y el resto de opciones eran carísimas o tenían muy malas críticas. Al final nos salió bien la jugada, porque el motel nos gustó, tenía un buen precio (169 USD por tres noches) y la distancia se recorría en unos 40 minutos.

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