miércoles, 29 de agosto de 2012

Día 2. Chicago.

Nos despertamos cerca de las 7.00 de la mañana. A pesar de la paliza del día anterior no es que durmiéramos de un tirón, pero algo descansamos. El desayuno en el HI Chicago (107 USD cada uno por las tres noches) era de 7.00 a 10.00. No estuvo mal: había cereales, pan integral y queso, aparte de magdalenas chorreantes de grasas monosaturadas (a mí me gustan; para mi gusto faltaba beicon, huevos revueltos, gofres, salchichas y un vasito de aceite de freidora, para echarlo todo para abajo). En la habitación coincidimos con un argentino de abuelos gallegos que nos pidió un algo para el dolor de cabeza. En agradecimiento nos regaló una botella de vino a cada uno. ¿Nos habrá echado algo dentro...(esta noche lo probaremos. Si no hay más blog a partir de hoy, es que sí que lo había)? Salimos a patear la ciudad cerca de las 8.30, dirección a los museos. Entramos en el Shedd Aquarium con la entrada general (8 USD), porque 29 USD nos pareció excesivo para entrar al aquarium sumergido, más otros 3 USD para ver la exposición de las medusas, que te vas a la Misericordia y las ves gratis, son más bonitas y además con suerte incluso te pican. Convencí al Chanquete para que no entraramos al Field Museum (otros 29 USD), porque yo no pago eso para ver bichos muertos. Además la t-rex Sue (el tiranosaurio más completo del mundo) se veía desde fuera. Nos hicimos unas fotos en la distancia, que también valen. De allí nos fuimos a una de las playas del lago Michigan, la 12th Street Beach, que recomendamos visitar, sobre todo por la experiencia de bañarse en una playa de agua dulce, con arena fina y dorada, que yo no me creí que no fuera artificial. Desde luego éramos los tíos mas güenorros que había en toda la playa lagunera. También es verdad que solo había jubilados.
Después subimos al skydeck de la Willis Tower (antigua Sears Tower). Las vistas desde allí son impresionantes y colocarse en uno de los cuatro miradores con el suelo de metacrilato, acojonante. A más de uno le temblaban las piernas cuando lo hizo, pero no diré a quién. Eso sí, cobrar más que en la torre Eiffel (17,50 USD) para mí es incomprensible (sí, fui yo, aún tengo un huevo de corbata... Impresionante y muy recomendable). Por cierto, ahí arriba sí que hay máquinas para cambiar billetes de 1 y 5 dólares...
Almorzamos sobre las 15.00 en un sitio de comida rápida cerca de la Willis Tower, el Luke’s, comida aceptable. Tras esto nos fuimos a comprar el gps al Walmart que localicé por internet, que al final resultó ser solo un supermercado, donde, sin poder creerlo aún mis ojos, encontramos “pechuga de pavo”, yujuuu. En ese Walmart nos indicaron un sitio donde vendían gps, en Madison con State (119,90 USD el Garmin 40 más un 9,5% de impuestos). Decidimos buscar un Walmart cuando tuviésemos el coche. Dimos un paseo por la ribera del río Chicago y después nos fuimos al Jay Pritzker Pavillion del Millenium Park, una mezcla del Eduardo Ocón, del Palacio de feria y congresos de Málaga y el Parque del oeste, donde a las 18.15 comenzaba el festival de jazz que habíamos visto el día anterior. Muy chulo, gente de picnic con sus mantas, comida, hablando, riendo, en un entorno muy agradable, que hay que visitar si se está en la ciudad del Ja... Tititi…riririr..titititi (una muestra de lo que se escuchaba). Después de ducharnos nos fuimos a cenar por la zona norte, buscando un bar que estaba en la Hanckock, pero acabamos en un japonés-barbacoa. Nos hizo gracia la mezcla de dos tipos de comida tan diferente, pero al final nos encantó. Era rollo de hacerte la carne tú mismo en un fuego en el centro de la mesa. Pedimos tres raciones de una carne llamada Harami, un arroz cocinado en un cuenco de piedra caliente y una ración de champiñones japoneses. Todo delicioso. Además mientras esperábamos la mesa nos buitrearon dos maripositas japonesas de sexo masculino. Ummm, estamos triunfando y es solo nuestro segundo día. Se relamían y yo creo que nos querían comer todo el sushi. Acabamos supercansados y nos fuimos sobre las 00.00 para el albergue.

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