miércoles, 29 de agosto de 2012

Día -1. Málaga.

Señoras y señores, esta es la primera vez que hago un blog, así que ruego mucha paciencia hasta que me halle dentro de este mundillo de bits y bytes. Sí, lo sé, el día de antes a la partida no es un buen momento para aprender estas cosas, pero... Mañana sale nuestro vuelo a las 10.15, con llegada a Chicago a las 18.30, con la compañía Delta, haciendo escala en Nueva York. Cruzad los dedos por nosotros, por si nosotros no podemos hacerlo.

Día 1. De Málaga a Chicago.

Aquí estamos en el aeropuerto JFK de NY, esperando el vuelo que nos llevará a la "ciudad del viento", Chicago. Primer encuentro con la aduana americana: al pasar el Gran boquerón por el arco de seguridad este sonó, por lo que una policía de raza negra me llevó aparte y me pasó un disco de celulosa por las palmas de las manos, el cual después introdujo en una máquina que me dio el aprobado (?).
Llegamos a Chicago sobre las 18.30. Entre las anécdotas del vuelo diremos que si hablas un tanto alto y durante todo el viaje, vamos, lo normal entre españoles, una señora de clase business te mirará atravesadamente para que te calles. Y creedme que lo conseguirá. Algo parecido nos pasó en el vuelo a Nueva York, donde coincidimos con quien con toda seguridad era un pariente de esta mujer, que también nos pidió que bajáramos el volumen. Conclusión: esta gente es muy sensible a nuestros decibelios. Por cierto, el vuelo a Nueva York lo hicimos con un avion de Delta de solo dos filas de asientos, y el vuelo a Chicago en uno de dos filas pero solo con dos asientos por fila. El tren que hay que coger desde el aeropuerto O’Hare a la ciudad es el de la línea azul, que te lleva allí en unos 45 minutos. El billete cuesta 2,25 USD y la máquina dice bien claro que no da cambio, o sea, que si metes un billete de 5 USD no esperes que te de la vuelta. No lo digo por nadie (tengo que repasar mi inglés). Encontramos el albergue fácilmente, HI Chicago, a escasos 10 minutos andando de la parada. El sitio estaba muy limpio, era cómodo, tenía una ubicación inmejorable y el personal era muy atento y amable. Nos dieron un upgradre gratis, (en cristiano, que nos dieron una mejor habitación que la contratada), a una habitación A, de ocho camas y con baño interior. Soltamos las cosas, y nos fuimos a recorrer la ciudad cuando ya estaba anocheciendo. Primero visitamos la Buckingham Fountain, para el Chanquete muy bonita, pero para el Gran boquerón algo choni. Gustos para todos los colores, como los de la misma fuente, que despedía colores rosas y burdeos, mezclados con grandes chorros de agua. Después recorrimos el Millenium Park. Nos encantó la vista del skyline desde el lago y la cloud gate, incluso de noche. Había concierto de un festival de jazz, aunque cuando llegamos estaba acabando. Se respiraba un gran ambiente en todo el parque y había un montón de gente haciéndose fotos en "la habichuela/the bean", sin duda la más reclamada para las fotografías. Esta burbuja da mucho juego con sus suaves curvas y siluetas agradables. Cenamos en el Exchequer, en la calle Wabash, un restaurante que nos recomendó el personal del albergue, que nos encantó. Yo me pedí una hamburguesa Monster de 18 onzas que estaba de muerte y el Chanquete un sándwich de meatballs. Todo por 24 USD. Yo volvería para probar otras cosas. A las 22.00 nos fuimos a sobar.

Día 2. Chicago.

Nos despertamos cerca de las 7.00 de la mañana. A pesar de la paliza del día anterior no es que durmiéramos de un tirón, pero algo descansamos. El desayuno en el HI Chicago (107 USD cada uno por las tres noches) era de 7.00 a 10.00. No estuvo mal: había cereales, pan integral y queso, aparte de magdalenas chorreantes de grasas monosaturadas (a mí me gustan; para mi gusto faltaba beicon, huevos revueltos, gofres, salchichas y un vasito de aceite de freidora, para echarlo todo para abajo). En la habitación coincidimos con un argentino de abuelos gallegos que nos pidió un algo para el dolor de cabeza. En agradecimiento nos regaló una botella de vino a cada uno. ¿Nos habrá echado algo dentro...(esta noche lo probaremos. Si no hay más blog a partir de hoy, es que sí que lo había)? Salimos a patear la ciudad cerca de las 8.30, dirección a los museos. Entramos en el Shedd Aquarium con la entrada general (8 USD), porque 29 USD nos pareció excesivo para entrar al aquarium sumergido, más otros 3 USD para ver la exposición de las medusas, que te vas a la Misericordia y las ves gratis, son más bonitas y además con suerte incluso te pican. Convencí al Chanquete para que no entraramos al Field Museum (otros 29 USD), porque yo no pago eso para ver bichos muertos. Además la t-rex Sue (el tiranosaurio más completo del mundo) se veía desde fuera. Nos hicimos unas fotos en la distancia, que también valen. De allí nos fuimos a una de las playas del lago Michigan, la 12th Street Beach, que recomendamos visitar, sobre todo por la experiencia de bañarse en una playa de agua dulce, con arena fina y dorada, que yo no me creí que no fuera artificial. Desde luego éramos los tíos mas güenorros que había en toda la playa lagunera. También es verdad que solo había jubilados.
Después subimos al skydeck de la Willis Tower (antigua Sears Tower). Las vistas desde allí son impresionantes y colocarse en uno de los cuatro miradores con el suelo de metacrilato, acojonante. A más de uno le temblaban las piernas cuando lo hizo, pero no diré a quién. Eso sí, cobrar más que en la torre Eiffel (17,50 USD) para mí es incomprensible (sí, fui yo, aún tengo un huevo de corbata... Impresionante y muy recomendable). Por cierto, ahí arriba sí que hay máquinas para cambiar billetes de 1 y 5 dólares...
Almorzamos sobre las 15.00 en un sitio de comida rápida cerca de la Willis Tower, el Luke’s, comida aceptable. Tras esto nos fuimos a comprar el gps al Walmart que localicé por internet, que al final resultó ser solo un supermercado, donde, sin poder creerlo aún mis ojos, encontramos “pechuga de pavo”, yujuuu. En ese Walmart nos indicaron un sitio donde vendían gps, en Madison con State (119,90 USD el Garmin 40 más un 9,5% de impuestos). Decidimos buscar un Walmart cuando tuviésemos el coche. Dimos un paseo por la ribera del río Chicago y después nos fuimos al Jay Pritzker Pavillion del Millenium Park, una mezcla del Eduardo Ocón, del Palacio de feria y congresos de Málaga y el Parque del oeste, donde a las 18.15 comenzaba el festival de jazz que habíamos visto el día anterior. Muy chulo, gente de picnic con sus mantas, comida, hablando, riendo, en un entorno muy agradable, que hay que visitar si se está en la ciudad del Ja... Tititi…riririr..titititi (una muestra de lo que se escuchaba). Después de ducharnos nos fuimos a cenar por la zona norte, buscando un bar que estaba en la Hanckock, pero acabamos en un japonés-barbacoa. Nos hizo gracia la mezcla de dos tipos de comida tan diferente, pero al final nos encantó. Era rollo de hacerte la carne tú mismo en un fuego en el centro de la mesa. Pedimos tres raciones de una carne llamada Harami, un arroz cocinado en un cuenco de piedra caliente y una ración de champiñones japoneses. Todo delicioso. Además mientras esperábamos la mesa nos buitrearon dos maripositas japonesas de sexo masculino. Ummm, estamos triunfando y es solo nuestro segundo día. Se relamían y yo creo que nos querían comer todo el sushi. Acabamos supercansados y nos fuimos sobre las 00.00 para el albergue.